Al tercer día del terremoto del 16 de abril, un equipo de geólogos, profesores y estudiantes de la ESPOL tomaron sus herramientas de trabajo, organizaron nueve salidas de campo y partieron rumbo a las provincias de Portoviejo y Esmeraldas, gravemente afectadas por el movimiento telúrico.
Durante el recorrido emprendieron el levantamiento de datos sobre el estado de las edificaciones y la infraestructura vial de ambas provincias, además buscaron fenómenos geológicos cosísmicos, es decir, daños presentados en el terreno durante el fuerte sismo, entre ellos: licuefacción del suelo, fallas geológicas superficiales activadas, huecos "sinkhole" en la arena de la playa y planicies aluviales; corte de carreteras, deformaciones corticales en vías de hormigón y asfaltos; grietas en el terreno natural, deslizamientos y caídas de rocas desde taludes inestables, los mismos que permitieron elaborar un catálogo completo de efectos geológicos.
Este trabajo de campo y recolección de evidencias surgió una vez que los técnicos del Ministerio de Trabajo y Obras Públicas, MTOP, convocaran a las universidades del país a colaborar con un contingente de profesionales para analizar las estructuras afectadas por el terremoto en Manabí.
Así, en el segundo día del terremoto, los expertos de la Facultad de Ingeniería en Ciencias de la Tierra, FICT, de la ESPOL, participaron en la mesa técnica 3, la misma que incluyó cuatro componentes: presas; edificios; puentes e infraestructura vial; los dos últimos con la colaboración de los profesionales politécnicos, quienes debieron actuar rápido para evitar que las evidencias, producto del terremoto, desaparezcan por efecto de las lluvias o porque la maquinaria y los técnicos empiezan a cubrir o arreglar las grietas, fracturas del terreno, etc.
“Cuando ocurre un terremoto encontramos fallamiento superficial (fracturas de terreno). En la Vía San Isidro, por ejemplo, hubo un desplazamiento de la carretera, cortada en unos 35 centímetros” confirma Kervin Chunga, geólogo de la ESPOL que ha estudiado otros terremotos como los ocurridos en Haití e Italia.
Basados en su recorrido, el experto confirma que desde Briceño hasta Pedernales, el daño presentado es mucho mayor y más fuerte categorizándolo en grado de intensidad IX. En San Vicente hacia el sur, precisa, los daños disminuyeron, asimismo desde Cojimíes hasta Muisne, donde la intensidad fue de VIII. Los grados de intensidades han sido asignados para cada una de las 290 estaciones de muestreos obtenidas entre Manabí y la parte sur de Esmeraldas, aplicando la Escala de Intensidad Ambiental ESI-2007 (Environmental Seismic Intensity), la cual permite construir un mapa de intensidades desde datos geológicos cosísmicos.
En Esmeraldas, aclara Kervin Chunga, los daños en algunas viviendas se presentaron porque permanecían asentadas cerca de las orillas de los ríos o esteros (como ocurrió en Muisne y Chamanga), aproximadamente a una distancia de 10 o 15 metros, donde producto del terremoto se formaron fracturas lo que provocó la caída de las casas.
Los geólogos - geotécnicos italianos Maurizio Mulas y Davide Besenzon, junto a Kervin Chunga, formaron parte del equipo de profesionales que recorrieron San Vicente, San Isidro, Pedernales, Santa Ana, Chone, Briceño, Bahía de Caráquez y otras zonas afectadas desde Portoviejo hasta Cojimíes, donde han identificado los sitios inestables y algunas zonas críticas potencialmente peligrosas para la construcción de viviendas o edificios.
En el recorrido vial, en Tosagua por ejemplo, los expertos identificaron volcanes de arenas (sand boils) que salió a la superficie causando temor en la población. Además, producto de la intensidad del sismo hubo debilitamiento y desplome de taludes, además de deslizamientos como tres rocas de gran tamaño encontradas en el sector de Briceño, tramo correspondiente entre San Vicente y Canoa.
Además de compilar todos los datos y enviarlos al MTOP, los investigadores han elaborado el Mapa de Intensidad Macrosísmica para zonificar las áreas que tuvieron mayor daño y evitar así que se levanten construcciones en estos sitios. Al momento trabajan en dos investigaciones sobre el terremoto para ser publicadas en revistas indexadas. Resúmenes de sus trabajos ya han sido enviados a la Asamblea General del Comité de Sismología de Europa, que se desarrollará en Trieste, Italia, en septiembre del presente año. A futuro planean trabajar en sitios donde se presentaron casos de licuefacción de suelos, deslizamientos u otro efecto geológico.
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