Encuentros en Real Alto: Un equipo ruso-ecuatoriano desentreña los secretos del periodo formativo ecuatoriano

El pasado mes de septiembre, el yacimiento arqueológico de Real Alto, tuvo una visita esperada. Utilizando el Geo radar, un grupo de arqueólogos rusos -con la ayuda de cinco arqueólogos de la ESPOL y ocho comuneros de la provincia de Santa Elena- investigó y excavó durante varios días en Real Alto, conocido como el centro político ceremonial temprano más importante de América, en la comuna Pechiche, parroquia Chanduy.

Las excavaciones se realizaron en el sector noreste del sitio, en un área que representa menos del 5 por ciento de las 12.5 hectáreas de extensión que ocupa el yacimiento sobre la Loma del Mogote.

En esta ocasión, los expertos hallaron evidencias que confirman la excepcionalidad de este yacimiento: pisos de viviendas con restos de cerámica temprana y debajo de estos, varias piedras de molienda “alrededor de 3 o 4 por cada casa y otros instrumentos de piedra que confirman una intensa actividad agrícola en la que destacó el cultivo de maíz entre los habitantes asentados en esta zona hace 6000 años”, explica Jorge Marcos, director del proyecto Investigaciones Interdisciplinarias de las Regularidades y Peculiaridades en la Formación de Sociedades Complejas Tempranas: Migraciones, Innovaciones Tecnológicas en los Regiones Marítimas de Rusia y Ecuador, suscrito entre la Universidad Federal del Extremo Oriente de Rusia, FEFU, y la ESPOL.

Entre los instrumentos encontrados figuran objetos de la vida cotidiana de los antepasados que poblaron la Loma del Mogote: cerámica decorada, perforadores o brocas para hacer huecos; raspadores utilizados en el trabajo con cuero, madera o inclusive herramientas destinadas a trabajar la concha Perla, la misma que servía para elaborar anzuelos, empleados en las faenas de pesca en los manglares, ríos o en mar abierto donde se capturaban peces de gran tamaño.

Los comuneros que participaron en estas excavaciones conservan el interés que tuvieron sus familiares por entender y preservar la historia de sus ancestros y por construir su identidad. Jorge Marcos relata que incluso algunos comuneros presenciaron las excavaciones en su niñez allá por la década de los 70 cuando sus padres se involucraron en los trabajos de investigación liderados por arqueólogos de la Universidad de Illinois, que luego en 1980 participaron en la formación de la Carrera de Arqueología en la ESPOL, institución que tiene a su cargo el Complejo Cultural Real Alto.

El equipo de expertos rusos, formado por los arqueólogos Alexander Popov y Elena Bessonova, y los estudiantes rusos Boris Lazin, Larisa Vasilieva y Elena Zaletova, de la FEFU, y el Dr. Andrei Tabarev del Instituto de Arqueología y Etnografía de la Universidad de Novosibirsk, junto a los investigadores de la ESPOL, planea ampliar el espectro de estudios. Se incorporará al equipo geólogos especialistas en cambios y catástrofes climáticas, que arrojen luz sobre cómo estos eventos intervinieron o no en la evolución cultural de la zona.

“Nos interesa saber que pudo haber pasado en el clima, en aquella época. Aún no hemos encontrado evidencia (de catástrofes naturales) en la población que vivió en el sitio desde hace 7000 años y con la misma cultura hasta hace 2 500 años”, precisa Jorge Marcos, director de la Maestría en Arqueología en el Neotrópico, que se imparte en la Escuela Superior Politécnica del Litoral.

Nuevos hallazgos

En las excavaciones de Real Alto, al igual que en la cultura Maya, señala el experto, se han encontrado dos nuevos entierros, que aunque diferentes entre sí, se realizaban en las viviendas para que el alma de los difuntos cuidara a los habitantes. Como señal de poder, estos restos humanos se pintaban de rojo, color que los habitantes lo obtenían del óxido de hierro.

El próximo año se integrarán también al equipo, antropólogos japoneses que realizarán estudios de ADN. Esta información genética, según Andrei Tabarev permitirá analizar los restos encontrados y saber si corresponden a un hombre una mujer; qué tipo de enfermedades padecían, qué actividades desarrollaban o inclusivo obtener colágeno de los dientes para determinar en qué consistía la dieta de los antepasados. En el 2014, algunos hallazgos evidenciaron que los habitantes de Real Alto solían comer una sopa de pescado y vegetales, algo parecido al Sancocho, señala Jorge Marcos. A esta conclusión llegaron los expertos luego de analizar los restos de alimentos encontrados en el fondo de ollas.

Tomando como base los últimos hallazgos, Beatriz Fajardo, de nacionalidad española y doctora en prehistoria de Arqueología, considera que Real Alto es un yacimiento arqueológico excepcional que sin duda debe seguir investigándose.

Los arqueólogos rusos destacan la importancia de Real Alto porque constituye uno de los lugares en el perfil costero ecuatoriano y de Sudamérica donde existe cerámica inicial, muy temprana que data desde hace 6000 años, similar a lo que ocurre en Rusia. “Aquí en Ecuador encontramos una cerámica decorada, en formas diferentes y muy bonita”, concluye Tabarev, quien lidera las investigaciones para conocer por qué en Ecuador y en Rusia los habitantes de hace miles de años hicieron cerámica.