Alrededor de 12 investigadores del CIBE, que siguen su formación doctoral y han permanecido entre tres y cinco años en el exterior, participaron en la II Jornada Científica que se lleva a cabo este viernes 27 de diciembre, desde las 09:30 hasta las 16:30 en el auditorio del rectorado.
Los científicos que estudian en Venezuela, México, Australia, Japón, Canadá, Estados Unidos, entre otros países, presentaron los principales resultados obtenidos de sus investigaciones. Son profesionales que ganaron las becas de la SENESCYT en convocatorias públicas. Algunos de ellos regresarán en el 2014 al CIBE para aplicar lo aprendido en los programas de posgrado en los que investigan y estudian temas de interés para el Ecuador.
Juan Manuel Cevallos, investigador y director encargado del CIBE, sostiene que el propósito de esta formación doctoral es que los resultados de las investigaciones se apliquen para el beneficio del país, sobre todo, en la agricultura.
Pablo Chong, por ejemplo, en la Universidad de Wageningen, en Holanda, estudia la Sigatoka Negra, enfermedad que ataca los cultivos de banano. Vía Skype, dio a conocer el estudio “Resistencia a fungicidas en Mycosphaerella fijiensis”.
El investigador Luis Galarza, quien sigue estudios doctorales en la Universidad de Tottori, en Japón, identifica los mecanismos a utilizarse para disminuir enfermedades en plantas de cacao, banano, arroz, caña de azúcar, etc., a través de un hongo. Él difundió el proyecto “Identificación Molecular y Pruebas de Antagonismo de Especies de Trichoderma frente a Hongos Fitopatógenos de Ecuador y Japón”.
Al filo de la jornada, el investigador Rafael Viteri, quien viajó a la Antártida a principios del 2013 para recolectar muestras de suelo y de sedimentos de agua, presentó el “Estudio químico de metabolitos secundarios secretados por microorganismos extremófilos aislados del suelo”, que proceden del continente antártico.
El científico Viteri realiza estudios en el Instituto Venezolano de Investigación Científica donde analiza cómo los microorganismos encontrados pueden impedir el crecimiento de un fitopatógeno, es decir, de un microorganismo que causa enfermedades en las plantas.