Investigadores de la ESPOL participaron en expedición en la Antártida

Los profesores politécnicos Beatriz Fajardo y Christophe Fatras representaron a la ESPOL en el continente Antártico, cuando entre los meses de enero y marzo del presente año, formaron parte de la expedición número 22 del Instituto Antártico Ecuatoriano, INAE, para desarrollar el proyecto de investigación Evidencias Geológicas de cambio climático y antropización en la isla de Greenwich. 
 
Este proyecto, planteado para tres años de duración y, que reúne varios componentes de investigación, fue presentado por la ESPOL al INAE, entidad que aprobó dos cupos para la expedición de este año. Tanto Christophe, docente investigador de la Facultad de Ingeniería en Ciencias de la Tierra, FICT, como Beatriz, coordinadora de la carrera de Arqueología, fueron los designados para el viaje. 
 
Bajo el hilo conductor de la Geología, el proyecto cuenta con varios componentes de investigación, uno de ellos es el de la Arqueología. Beatriz Fajardo comenta  que “conociendo desde su origen la formación del archipiélago (en la Antártida), se pueden establecer distintos cambios; ver desde qué momento hay presencia humana, como componente de antropización, yo me encargo de esa parte”. 
 
Christophe Fatras, por su parte, estudia el tema del cambio climático a partir de mediciones de los glaciares y su comparación con imágenes satelitales. Ambos científicos realizaron sus respectivos estudios además de recoger muestras geológicas y de agua que servirán para otras investigaciones del proyecto; por ejemplo, la que realiza el científico de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas, FCNM, Luis Domínguez, quien analiza el cambio climático partiendo de estudios de la calidad del agua. 
 
               
 
 
“En el caso de la Arqueología”, comenta Beatriz Fajardo, “hicimos prospecciones arqueológicas superficiales. Cuando como especie pasamos por algún sitio, solemos dejar una huella indeleble, entonces la idea era ver si podríamos reconocer desde el punto de vista superficial esa presencia humana (…) Podemos identificar y diferenciar actividades que son naturales de las que son antrópicas; en este caso, encontramos actividad de balleneros”, puntualiza. 
 
Christophe Fatras agrega que su trabajo consistió en hacer mediciones de la ubicación exacta de un glaciar cercano a la base ecuatoriana Pedro Vicente Maldonado en la punta Fort William, y en otras partes de la isla Greenwich, para luego compararlas con los datos satelitales y validar un método de detección de capas de hielo a partir de satélites, y poder establecer un historial del movimiento de ese glaciar. 
 
Ambos científicos conservan un grato recuerdo de su primer paso por la Antártida, un continente al que ambos califican como un tesoro. Destacan el buen clima durante los 33 días de estancia, en los que al inicio anochecía a las 23:00 y amanecía  las 04:00, lo que les permitió realizar las investigaciones previstas; siempre en grupo, pues una de las normas del INAE es que, por razones de seguridad, los integrantes de la expedición no deben movilizarse solos, lo que les permitió ayudar y compartir con colegas de otras universidades en sus respectivos estudios. 
 
Además de los avances para sus investigaciones, Beatriz y Christophe, quedaron maravillados con el paisaje, el silencio, los sonidos cuando se crean grietas en los glaciares y, los olores del continente Antártico. Contabilizaron pingüinos, se toparon con elefantes y leopardos marinos. Durante la expedición fueron testigos de un eclipse de sol (el 15 de febrero) y pudieron fotografiar el cielo estrellado y puestas de sol entre los glaciares... La parte negativa, en la que coinciden ambos, fue la cantidad de desechos plásticos que la corriente lleva al continente desde varios lugares del planeta, enumeran botellas, zapatos, provenientes de países como Argentina, Chile, China, Japón, Rusia, por poner ejemplos; además encontraron restos de naufragios.